“Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor…” (2 Timoteo 1:6-8) Esto se trata de que avives el fuego, de que no permitas nunca que la llama se apague dentro de ti, porque si tu llama se apaga, tu vida espiritual peligra. Y si tu vida espiritual peligra, las demás cosas comenzaran a fallar también. Please...